Inmensa noche, inmensos artistas, inmensos destinos ...
Lo primero que voy a hacer van a ser dos advertencias: la primera es que esta crónica va a ser larga y aún así se me van a olvidar cosas y la segunda es que voy a ser completamente objetiva a pesar del enorme cariño que les tengo a estos maravillosos chicos. Haré un gran esfuerzo y sacaré mi vena periodista...
Bien, si tuviera que resumir en una palabra el concierto de Baracaldo, desde la objetividad periodística que he prometido, utilizaría el adjetivo perfecto, excelso, maravilloso, una noche para no olvidar nunca. Sí, sé que he utilizado tres adjetivos y no uno, pero es que digo el primero y salen todos detrás, desde la más pura objetividad, en serio.
Llegamos a Baracaldo a las cinco de la tarde y no podíamos tener mejor recibimiento que el caluroso abrazo de Gorka, justo para la prueba de sonido ya estábamos en la valla, que por cierto estaba demasiado lejos del escenario. Carlos, entusiasmado con la guitarra y con ese brillo en los ojos que se le pone al subir a las tablas, nos saludaba con una sonrisa que ilumina el mundo.
Probando y probando, llegaron tres chicas muy simpáticas con un perrito mentonero donde los haya, juguetón y que hizo las delicias de los mentones y de los pedazo psico-fans que estábamos por allí. Un beso muy fuerte para Thor y sobre todo para esas amigas encantadoras que hicimos allí, Naiara y su hermana, nos vemos en la Aste Nagusia.
En esa prueba de sonido, tuve el placer de escuchar a Carlos cantar en inglés, con su guitarra, un momento de esos en que se suspende el tiempo, ¡gracias por ese momento, Moreno!
Luego un rato de amistad, de conversación con Gorka, con Urko, con Ibai, con Naiara, con Tor y su pelota.
Y más valla, y pasan las horas y me pongo de pie y me vuelvo a sentar y el concierto que empezaba a las once y media. En ese momento, Ibai llegaba para salvarnos la vida diciéndonos donde cenar (mil gracias, eternamente agradecidos). Después fue volver y agarrarse a la valla para empezar el espectáculo con esos Días Rojos, con esa banda roquera, vibrante, sin nada que envidiar a los veteranos.
Todo el disco fue sonando poco a poco, con un Baracaldo entregado.
Versiones impresionantes en las que quiero destacar la voz más personal, bonita, profunda y emocionante que he escuchado en mucho tiempo, en directo cala aún más que en el disco y te llena de los pies a la cabeza.
Inmejorable esa versión de Serrat, absolutamente impresionante, dejaste muchas bocas abiertas Gorka. Y qué decir de esa canción, LA canción, ese Love con el que no lloré de emoción porque me daba apuro que si no …
Todo el mundo, absolutamente todo el mundo debería presenciar actuaciones como la del Mentón con esta pedazo canción., ¡qué buen gusto tenéis y qué grandes sois chicos!.
No podían faltar canciones como Bilbao Basket, Un Leré, la irresistible Así Desastre, Loca de Boca, la explosión de los Anestésicos, el furor de los Caleidoscópicos Helados de Fresa Otra Vez ( y otra vez minipunto para los chicos cuando las chicas lo hicimos mucho mejor. Te las guardo Gorka, te las guardo, jejeje).
Dos regalos que voy a guardar para siempre en un lugar privilegiado de mi memoria para que me hagan sonreír al recordarlos fueron ese Vamos a Bailar (somos de donde bailamos y por eso yo soy mucho más bilbaína que madrileña) y ese "No puedo soportar estar así todos los días. Es siempre la misma rutina ya no aguanto más …" de Tequila, ¡¡¡vosotros sí que tenéis Tequila!!!.
Comprobé que la letra de Pena, Penita, Pena sigue siendo mi asignatura pendiente, sniff, sniff, sniff, pero me sé mejor que mi nombre ese De Mi Pena.
No puedo dejar de hacer mención a esos románticos Rotos Corazones (todo suena bien con vosotros), a Sé y a Llora el Rocío que se encuentran en mi podium particular de canciones favoritas. Letras que me hubiera gustado escribir a mí y música que hace funcionar mejor el mundo.
Soy de la opinión de que un cantante termina su trabajo al bajar del escenario, pero se convierte en un artistazo al hacer que sus fans se vayan llorando de la emoción por tener una firma entre sus manos. En este caso, no hubo muchos papeles que firmar, pero hay unas cuantas chicas en Bilbao que no van a ducharse en meses … en fin, levantan pasiones.
Buena música, frescura, autenticidad, energía, ilusión, mucha ilusión … El cóctel perfecto para subir al cielo despacito y disfrutando del paisaje. El sonido Mentón de Fogarty va a hacer historia, os lo digo yo, parafraseando a un grande hablando de Bruce Springsteen en sus comienzos: "He visto el futuro del Rock & Roll en castellano y su nombre es El Mentón de Fogarty".
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