Llegamos a la calle Serrano Jover 5 sobre las siete de la tarde. El día había sido tremendamente lluvioso pero había mucha ilusión y ganas de pasarlo bien, y por eso en la puerta del Chesterfield Café todo eran risas; que si la puerta se iba para atrás al apoyarme, que si "¡Borja, ven a abrirnos!", que si viene un amigo muy simpático de los mentones y nos da conversación, que si pasan Gorka y Gabi por delante de la puerta y nos quedamos tan flipadas que hacemos como el que ve llover (nunca mejor dicho), ...
Tras muchas risas y un poco de frío, a las diez menos cuarto aproximadamente se abrian las puertas y corriendo a ponerme pegadita al escenario. La gente a mi alrededor se iba a pedir una copa, a sentarse un rato en los silloncitos o al baño, y yo era la única que permanecía allí, imperterrita, sentada en el bordecito del escenario porque me lo había ganado, ¡sí señor!.
Sobre las diez y diez salían Gorka, Carlos, Gabi, Urko e Ibai al escenario y comenzaban a sonar los primeros acordes de Días Rojos creo recordar. En los primeros momentos de todo concierto, justo después del primer aplauso, las manos del público suelen ir a los bolsillos, las caras se quedan de hielo y cada cual canta para el cuello de su camisa, esos momentos siempre me han recordado al colegio, cuando el profesor preguntaba algo y los alumnos nos tanteabamos con miradas unos a otros para ver quein era el valiente que levantaba primero la mano para contestar (luego ya se lo sabía todo el mundo). Gorka debe de saberse esto de sobra y su primera frase fue algo así como: "¡Esto es un concierto y esta no va a ser la actitud asi que arriba las manos!". A mi aquel gesto me encantó y de forma mágica vi como extrañamente (no pasa en casi ningún concierto) el ambiente estaba caldeado desde el minuto uno del partido.
El Chesterfield a sus pies y aunque la emoción del momento borró el orden de canciones de mi mente, resaltar algunos momentos especialmente bonitos como esos Rotos Corazones (la canción más romántica del mundo) y el "momento Furor" con nuestro Gorka a lo Caparrós y ese minipunto para el equipo de los chicos ... Afortunadamente no nos mandó hacer pupurrí, pero ¡¡¡se exige revancha en el próximo concierto Gorka!!!. Caleidoscópicos Helados de Fresa por todos los rincones de la sala y una letra más difícil de recordar que la lista de los reyes Godos, . Quedó bonito ese "parapapapa ...". Con Anestésicos Preferidos Gorka nos examinó poniéndonos el micro para decir aquello de : "Princesa loca de boca con restricciones, caballito blanco de explicaciones, paladín de soñadores ..." Creo que pasamos con nota y eso por no hablar de ese estribillo que nos hizo saltar hasta la extenuación.
A todo esto mi ama haciéndole un "book" al pobre Carlos (¿para que iba a hacerle una foto pudiendo hacerle treinta? ). ¡¡¡Qué cachondeo!!!¡¡¡Por lo menos veinte fotos de Carlitos tocando la guitarra!. Tengo la habitación empapelada entre las fotos de Gorka y esas caritas que Carlos le regaló a nuestra cámara.
Momento Beatles con ese Help me tremendo ¡qué bien sonó!¡qué coros de Gabi y Carlos tan alucinantes!. Para rematar Pena, Penita, Pena, pena de mi corazón que me corre por las venas, pena ... Despedida agridulce tras un beste bat bastante emocionante para los que añoramos a ratos el norte desde Madrid.
Después del concierto, pasé un rato de ensueño con estos chicos que se merecen triunfar no sólo porque sus letras son de lo mejor que se ha escrito en tiempos, no sólo porque su música es fresca, no cansa, gusta más a cada escucha y acompaña ratos buenos y malos, ni tampoco unicamente porque en directo son una verdadera fiesta que suena a gloria, sino también porque son simpáticos, cercanos, sencillos y agradables y eso se agradece.
Me siento inmensamente orgullosa de ser vuestra primera fan madrileña-bilbaína (pelín largo el título que me diste eh Gorka, cada vez que quiero escribirlo ... bufff!!! ) y amiga. ¡¡¡Espero seguirlo siendo por muuuuuuuchos años más!!!
Un besazo. Me voy a seguir estudiando porque tenía escrita esta crónica en un papel desde el día siguiente al concierto y hoy me he dicho: "¡De hoy no pasa sin ponerla!".
Con todo mi cariño y mi admiración,
Claudia.
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